Meta alcanzada. Para David Geofroy, y conexiones, culminar la temporada sumando cien triunfos para el Stud Granpollo Stable era una tarea pendiente que no es más que un reflejo de constancia en una actividad que le enamora. Geofroy conoció de hipismo en su natal Venezuela, en medio de una relación comercial, al vender materiales a veterinarios de La Rinconada, lo que le motivó a descubrir ese ‘mundo aparte’ que se disfruta -puertas adentro- en las tribunas del hipódromo.
“Siempre nos han gustado los animales, inclusive en Venezuela teníamos caballos en el campo. Pero, ver a los purasangres es algo de admirar. Su rapidez, su energía, los competitivos que son”, recuerda David Geofroy, quien se convirtió en asiduo visitante de La Rinconada, donde también forjó amistad con Juan Carlos Ávila, Julio Ayala, Agustín Bezara, entre otros profesionales del entrenamiento.
“Bezara era mi vecino (en La Boyera), así que con él y otros entrenadores, era común tener conversaciones sobre prospectos o caballos que daban la talla en aquel momento”, suelta nombres como Catire Bello o My Own bussines, campeones del entonces que le invitaban a las tribunas. Una pasión por las carreras que se fue cultivando y que, años después, se acentuó como propietario y criador en Estados Unidos.
“Soy piloto y también estudié Administración de Empresas. Así que estaba entre Venezuela y Estados Unidos hasta que, por la situación país, decidí establecerme en Florida en 2006”, cuenta el caraqueño con raíces francesas, quien 17 años después, vio como sus colores -los del Granpollo Stable-, alcanzaron el triunfo número 100 en las patas de GrandPick en Delaware Park.
De Gran Chama al presente
Gran Tepuy y Gran Chama fueron sus primeros caballos. “Inicié con (José Garoffalo) en esto de ser dueño, en 2014, al adquirir a la yegua en una subasta en Ocala”, recuerda Geofroy, quien vio sus colores debutar al siguiente año, ganando carreras rápidamente.
“Son hijitos míos, cada caballo es parte de la familia. Se crea un vínculo especial que es compartido con mi esposa Mirtha y todos en casa, es otra cosa. Venir al hipódromo y disfrutarlos”, describe esa adrenalina que implica participar de esta fiesta cada fin de semana.
“Hay que tener paciencia. No dicen la historia como es. Cuando adquieres un potrillo, te dicen que corre a los dos meses y no es así. Si cumple las exigencias puede ser que sí, pero es poco probable. Están sujetos a lesiones. Desconocemos muchas cosas de arranque, no todos pueden ir a Maiden Special Weight y nos empeñamos en que el caballo haga algo para lo que no está preparado y allí viene el fracaso”, realiza un repaso de lo que resulta una vivencia común, a veces de desencanto.
Primera foto
David contra Goliat, así describe una de las primeras satisfacciones alcanzadas en Gulsftream Park con un caballo de su propiedad. “Era el Champion Meet de Gulsftream Park y allí estaba Gran Tepuy en el paddock, el más pequeño entre los participantes. abrió 50 a 1 en taquilla y cuando vino su jinete (Corey Lenerie), me dijo: “Tranquilo, todo lo bueno viene en frasco pequeño”. Y le aposté para darle fe. El resultado fue una carrera imposible. Todos se quedaban viendo cuando gritábamos y, en el último momento, ganó”. Así se vive el hipismo, una experiencia recurrente que ya suma cien celebraciones.
“Estar en el Hipódromo y verlos correr es como si tuvieras a un hijo que está compitiendo. Tienes que estar allí, transmitir esa emoción, sentir que lo estás acompañando”, así explica el por qué, truene llueve o relampaguee, David Geofroy, cada fin de semana, su ruta obligatoria es Hallandale Beach en Gulsftream Park.
Se busca el campeón
En la compra de potrillos, claimear, también criar y vender, esa es también una actividad que ha ido desarrollando el Granpollo Stable, de la mano de Víctor Barboza. “Hemos topado con algunos caballos interesantes. Como King Humor, un alazán invicto en sus tres primeras salidas que echó 97 de beyer en su debut”, refiere.
Gran Pollo es una marca de éxito con un restaurante ubicado en Doral, sitio de encuentro predilecto entre latinos, un nombre que también acompaña con similar eficiencia en las carreras. “Muchos caballos productivos como Dreaming Of Gold, con el que obtuvimos un clásico de la mano de Jaramillo y que luego se mandó a Puerto Rico para padrillo. Tantas historias, a veces con caballos que nos pertenecen uno o dos meses, porque así funciona, los claiming son de constante reciclaje”.
Gran Pollo Stable aterriza el presente con una enorme satisfacción. “Cien triunfos es gran meta, nunca se piensa llegar allá. Ya las cien la hemos pasado con stud asociados, pero para estos colores en particular es una gran satisfacción”, David Geofroy reconoce que siempre se busca al caballo diferente.. “La experiencia adquirida en estos años nos lleva a un mayor conocimiento, para elegir por un buen pedigrí, de modo que con una mayor inversión se piensa que también habrá un mayor porcentaje de seguridad de que encontrarás algo valioso”, sostiene.
El presente ‘pinta’ bien, Grand Mo The First le permitió viajar a California, competir en carrera de Grado, inclusive ver sus colores anotados en una Breeders. “Te enfrentas a momentos de altas y bajas pero, con constancia y consistencia, es posible alcanzar los objetivos”, concluye.