With 33 horses under his care, Little Roo Roo, a winner of two stakes races, is his standout performer at Charles Town
Standing at 6.5 feet tall, Michael Jones Jr. is a name that is starting to make waves at Charles Town Racetrack. He is not a newcomer to this industry; he belongs to the third generation of horsemen in his family. Success continues to come for his stable, to the point where he won the It’s Only Money Stakes ($75,000) last Saturday with Little Roo Roo (Limehouse).
«My grandmother, Sylvia Bishop, was the first female trainer of color in the United States (she started in 1938). Breaking that racial intolerance was difficult, but she certainly contributed to that cause,» says Michael Jones, referring to the woman who remained in the profession for over seven decades, with her images still preserved on the murals at Charles Town Racetrack.
Another family member, Williams Berry, paved the way as a trainer. «He was a good trainer. It was a way to show that people of color were capable.» And he proved it when his uncle successfully trained horses for the owners of Maryland’s racetrack.
In that environment, a young Michael Jones Jr. would stroll among grandparents, uncles, and other relatives involved in the industry. So, years later, it wasn’t far-fetched for him to choose this path as a way of life. «I have always been positive. I always believed I could achieve it,» he stated, and after almost a decade at the helm of a stable, he already has nearly 200 victories.
Winning Deal was the first horse he celebrated saddling in the distant year of 2014. It was one of those cheap horses he could acquire to understand the business. The record of that season didn’t discourage him, as it amounted to only two wins out of 46 starts. «The passion I have for horses is what drives me to do the work. I don’t have a clock; my clock is in my head, and it’s what calls me to attend to my horses. That’s what ignites the passion to keep going. That perspective is what guides me to go even further,» he repeats as a life code, as relevant as the first day.
That experience also yields positive results, such as Sherrywood Lady (Fiber Sonde), whom he bought for $12,500 in a claiming race and earned nearly $380,000. «She was my first significant mare; I won many allowance races with her. However, that excitement is of the day, of the moment. The next day, everything continues. You have to keep going, giving» he emphasizes, knowing that in this business, victories can’t cloud your judgment because losing focus can result in even more devastating setbacks.
Little Roo Roo, a different horse
For Michael Jones Jr., the present holds greater opportunities as he begins to establish himself in the competitive art of training horses. In fact, he has 33 horses in his stable, but it is Little Roo Roo that he speaks of with the greatest pride. «He is part of a group of horses that I became involved with in their breeding. That’s why the satisfaction is even greater because I was there from Day 1,» says Jones, and there are reasons to be proud. Little Roo Roo is already a winner of five out of eight attempts, with two stakes victories and over $150,000 in prize money.
«I had a partner, and when Pepper Bay was pregnant with Little Roo Roo, he handed her over to me entirely,» he recounts about what later became his current calling card. Little Roo Roo’s start was uncertain, finishing fifth and then last in his first two outings. «Many babies, when they run for the first time, do so while looking at the lights. That’s what happened to Little; he wasn’t mature yet. Then I changed his equipment, a different bit, and he started running.» And run he did, with a streak of five victories in his last six performances.
For Jones, the tactical speed that Little Roo Roo possesses encourages him to project him towards greater challenges. «Although he has been winning at 4 1/2 furlongs, he has also done it at 6 1/2 and 7 furlongs. He has everything to be a good miler.» In the meantime, he expresses gratitude for the support of his staff, who are there day by day to do the work. «My brother Brandon accompanies me; his presence is important. Every help is important. The work of eleven people, five grooms, and six walkers, as well as the owners who trust in what we do.»
With a record of 21 victories and two stakes wins in the current season, Jones ranks sixth in the statistics of Charles Town, a favorable performance so far. However, he remains hopeful that he can finish with a bang. «In the group of horses, I believe there may be some babies with a talent similar to that of Little Roo Roo. For now, what I hope for is to end up with a healthy stable, with more and better horses,» says Jones, who also harbors that recurring dream of winning a Kentucky Derby.
In the meantime, he maintains a routine that always demands extra effort. «Life at the racetrack is 24/7 and on call. It’s our business,» a pressure that can be eased at each race meeting when he is usually accompanied by his mother Laverene, siblings, and nieces/nephews. At 45 years old, Michael Jones remains unwavering in his dream of self-improvement, which forms the foundation of this world of horse racing. The road is long, but there are already tangible results visible to all.
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Michael Jones Jr. “siempre fui positivo, siempre creí que lo podía lograr”
Con 33 caballos a su cargo, es Little Roo Roo, ganador de dos Stakes, su carta de presentación en Charles town
6.5 pies, esa es la estatura de Michael Jones Jr, un nombre que, de igual manera, comienza a soñar con fuerza en el Hipódromo de Charles Town. Es que no es un advenedizo en esta industria, él forma parte de la tercera generación de caballistas en su familia. El éxito sigue apareciendo para su establo, a tal punto de haber ganado, el último sábado, el It’s Only Stakes (75mil dólares) con Little Roo Roo (Limehouse).
“Mi abuela, Sylvia Bishop, fue la primera entrenadora de color en Estados Unidos (Inició en 1938). Era difícil romper esa intolerancia entre razas, sin dudas, contribuyó a esa causa”, sostiene Michael Jones, en torno a la mujer que se mantuvo en el oficio por más de siete décadas y de la que se conservan imágenes en los murales en el Hipódromo de Charles Town.
Otro de la familia, Williams Berry, como trainer, también abrió el camino. “Era buen entrenador. Era una manera de demostrar que la gente de color era capaz”. Y así lo confirmó cuando su tío entrenó, con éxito, los caballos de los dueños del Hipódromo de Maryland.
En ese ambiente, se paseaba, un joven Michael Jones Jr, entre, abuelos, tíos y otros familiares que estaban metidos en la industria. Así que, años después, no era descabellado que tomara esa ruta como forma de vida. “Siempre fui positivo. Siempre creí que lo podía lograr”, señaló, quien luego de casi una década al frente de un establo y ya cuenta con casi 200 victorias.
Winning Deal fue la primera que celebró en el herraje en un ya lejano 2014, fue uno de esos caballos baratos que podía obtener para entender el negocio. El récord de aquella temporada no lo amilanó, fue de apenas dos triunfos, luego de 46 anotaciones. “La pasión que tengo por los caballos es lo que lo me lleva hacer el trabajo. No tengo reloj, mi reloj está en mi cabeza y es el que me llama para atender a mis caballos. Es lo que enciende esa pasión para continuar, esa perspectiva es la que me guía para llegar más lejos aún”, repite como un código de vida, tan vigente como el primer día.
Esa experiencia también suma resultados positivos, como el de Sherrywood Lady (Fiber Sonde), a la que compró en claiming de 12.500 dólares, y le produjo cerca de 380 mil. “Fue mi primera yegua importante, gané muchos allowance con ella. Sin embargo, esa emoción es del día, del momento. Al día siguiente, todo continúa. Hay que seguir, dándole”, aterriza en que, en este negocio, los triunfos no pueden nublarte, pues de perder el enfoque, las caídas resultan aún más estrepitosas.
Little Roo Roo, un caballo diferente
Para Michael Jones Jr, el presente pinta con mayores oportunidades, comienza a afianzarse en el competitivo arte de entrenar caballos, de hecho, cuenta con 33 en su establo, pero es Little Roo Roo, del que habla con mayor orgullo. “Es parte de un grupo de caballos con el que me involucré en su crianza. Por eso es aún mayor la satisfacción, pues estuve desde el Día 1”, cuenta Jones y hay razones para estarlo. Little Roo Roo es ya un ganador de cinco en ocho intentos, dos Stakes y más de 150 mil dólares en premios.
“Tenía un socio y cuando Pepper Bay, estaba preñada de Little Roo Roo, me la dejó en su totalidad”, cuenta sobre lo que posteriormente se transformó en su actual carta de presentación. Para Little Roo Roo su inicio fue incierto, quinto y luego último, en sus dos primeras salidas. “Muchos de los bebitos cuando corren, por primera vez, lo hacen mirando las luces. Así le ocurrió a Little, no estaba maduro. Luego le cambié el equipo, un filete distinto, y comenzó a correr”. Y vaya que lo hizo, una racha de cinco victorias en sus últimas seis presentaciones.
Para Jones, esa velocidad táctica que posee Little Roo Roo lo anima a proyectarlo a mayores retos.” “Aunque viene ganando en 4 1/2 furlongs, también lo ha hecho en 6 1/2 y 7 furlongs, tiene todo para ser un buen millero”. Mientras tanto, Agradece el apoyo de su personal, quienes están día a día para hacer el trabajo. “Me acompaña mi hermano Brandon, su presencia es importante. Toda ayuda es importante. El trabajo de once personas, cinco grooms y seis paseadores, así como los dueños que confían en lo que hacemos”.
Con saldo de 21 victorias y dos Stakes en la actual temporada, Jones marcha sexto en la estadística de Charles Town, un rendimiento favorable hasta el momento; sin embargo, se mantiene esperanzado que puede cerrar a todo vapor. “En el grupo de caballos, creo que puede haber algunos bebés con un talento similar al de Little Roo Roo. Por lo pronto, lo que espero es terminar con un establo saludable, con más y mejores caballos”, dice quien también recrea ese sueño recurrente de ganar un Kentucky Derby.
Mientras tanto, se mantiene en una rutina que siempre demanda un esfuerzo extra. “La vida en el hipódromo es 24 por 7 y en llamada. Es nuestro negocio”, una presión que puede suavizar en cada reunión de carreras cuando usualmente es acompañado por su madre Laverene, hermanos y sobrinos. Michael Jones, a sus 45 años, mantiene inquebrantable ese sueño de superación que cimienta este mundo de las carreras, el camino es largo, pero ya con resultados palpables a la vista de todos.